MOVIMIENTO ESTUDIANTIL
Primeras manifestaciones:
La revuelta estudiantil europea y particularmente la francesa —que hizo eclosión en 1968— implicó la movilización anticapitalista más importante del continente desde los años posteriores a la segunda guerra mundial. En los Estados Unidos, los estudiantes y los movimientos revolucionarios de la minoría negra conforman un polo de denuncia y de lucha con el sistema de dominación que su país extiende en el mundo.
Esta situación, en momentos en que los ejércitos norteamericanos son derrotados en Vietnam, ha quebrado, con su crítica y con su acción, el sólido frente interno de que dispuso durante tantas décadas el imperio para realizarse como tal.
Tanto en América Latina como en África y Asia, el movimiento estudiantil no es nuevo: muchas veces participó en las luchas anticolonialistas, antiimperialistas y antioligárquicas. La insurgencia estudiantil, entonces, no sólo sale al paso a la organización de la Universidad y a la función que ésta cumple en el sistema. Al contrario, en su veloz expansión —muchas veces efímera— y dotada de una gran audacia y frescura intelectual —muchas veces exagerada—, también cuestionó las concepciones ya tradicionales respecto de las posibilidades de radicalización de las clases medias (de donde provienen la mayoría de los estudiantes), de la conformación de la vida interna de los partidos políticos de izquierda (sacudidos por los coletazos laterales de esta oleada antiautoritaria), sobre las posibilidades de la revolución social en los países capitalistas centrales e, inclusive, sobre los países del este europeo, incluida la URSS.
La tarea de cuestionamiento tiene, sin duda, en Europa y los Estados Unidos, mayor originalidad frente a las soluciones propuestas por la llamada sociedad de consumo, sociedad opulenta pero a la vez origen de profundos rechazos dentro de los grupos juveniles e intelectuales.
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